




Habitamos un planeta de una inmensa belleza pero de una gran fragilidad. Para el siglo 21, hemos logrado, como especie, imponer la condición urbana como una forma de vida, una circunstancia en la cual todos estamos llamados a participar.
Habitamos un planeta de gran belleza, muy frágil, donde impusimos lo urbano como entidad viva dominante. Desde hace 10.000 años hemos venido acentuado dicha condición ocupando todo el planeta. Lo urbano representa el medio que ha desempeñado un papel central como lugar de encuentros y desencuentros, de intercambio y conjunción de ideas, de generación de riqueza al igual que de altas inequidades y pobreza para quienes no logran vincularse a sus dinámicas y dictados. Lugar en donde nacen las técnologías, las herramientas y las máquinas, mediante los cuales hemos creado el instrumental técnico y económico que nos ha permitido dominar sobre todo la tierra, en la cual el hombre occidental se sitúa como centro, burlando a un oriente desafiante, que como un tren indomable se abre camino, definiendo rutas y destinos.
Año 2014 a las 12,45 p.m, los individuos de una etnia totalmente desconocida, son avistados en la frontera entre Brasil y Perú, en la zona del Acre, son cerca de 100 pueblos los que viven allí, aislados voluntariamente del contacto con la “civilización”, es muy posible que debido a la explotación de madera, explotación minera, petrolera, agrícola o ganadera, que está afectando el ecosistema del área, se estén generando situaciones de hambre y de enfermedad, que los haya obligado a entrar en contacto.
Aun cuando ellos no lo sepan, se encuentran insertos en un mundo urbano demandante de recursos y riquezas para citadinos que vienen destruyendo su medio y su modo de vida milenario, y que, sin alternativa alguna, los obligará a entrar en la civilización occidental, a través de los suburbios, ocupando los niveles más bajos de pobreza. ¡Próximamente solo serán un recuerdo! o un tema de estudio sobre especies desaparecidas.
Desde el siglo décimo, los ciudadanos urbanos organizados en pequeños burgos, iniciaron la creación e implementación de los instrumentos jurídicos, administrativos y de gobierno, que la cultura occidental llevará a todos los confines del globo, e impondrá, entre los siglos 16 al 20, a sangre y fuego, avasallamiento y explotación – una forma particular de ideario y organización territorial: el Estado-Nación, territorios regidos por gobiernos propios y limitados por fronteras, hoy llamados países, sobre los cuales lo urbano se ha asentado como paradigma de forma de vida sobre la tierra.
Un Estado-Nación que desde mediados del siglo XX ha sido traspasado por nuevas formas tecno-económicas – paso del capitalismo basado en la producción, a un capitalismo de mercado soportado en avanzadas tecnologías de transporte y comunicación - que están modificando progresivamente sus formas de gobierno y sus territorios.
Emergen nuevos organismos territoriales de las más variadas escalas, comunidades locales, empresas multinacionales y ciudades-región, entre muchos otros, que a través de la construcción de múltiples redes, desbordan las capacidades de control y manejo de la forma Estado - Nación.
Por otra parte, la aglomeración de personas, esencial para una economía basada en mercados y para la creación colectiva, aporte fundamental del artefacto-ciudad, se expande gracias a las tecnologías de comunicación, sobre el planeta entero. Ahora es posible que desde cualquier lugar de la Tierra las personas se puedan relacionar de forma activa. La ubicuidad* se convierte en una posibilidad real para los humanos del siglo 21 gracias a los medios electrónicos e informáticos. Al territorio material se superponen otros territorios “virtuales”, el espacio y el tiempo se dislocan, sus dimensiones cambian, y las tecnologías siguen avanzando hacia lugares que hasta hace pocos años considerábamos como utopías. Cuando las últimas murallas de los burgos caían, en la segunda mitad del S.19 en París y Viena, y miles más de ciudades, y eran derrumbadas las puertas que daban acceso único a estas aglomeraciones, se entraba en la esfera del espacio de los flujos, flujos de bienes, personas, conocimientos, culturas, y medios financieros, que en la actualidad se han convertido en el eje fundamental de la experiencia humana.
Para el humano en general y para quienes estudiamos las fenomenologías de los territorios vigentes con sus prospectivas, el reto es inmenso. Frente a un territorio urbano continuo sin límites que nos invita a un camino de exploración y descubrimiento en medio de las incertidumbres que lo rodean. La búsqueda por la justicia y derechos en un mundo global en crisis permanente, y pleno de inequidades, con procesos de destrucción de los pocos bienes ambientales que todavía subsisten, y en medio de una economía de mercado que absorbe lo que encuentra a su paso y destruye comunidades e identidades que se le oponen o no desean insertarse en él.
Este planeta nos pertenece a todos. Urbanos21 quiere pensar un porvenir, únete, coméntanos, expón tus proyectos!